EN BÚSQUEDA
Esta última parte de nuestra web está dedicada a quienes están en búsqueda, a quienes perciben que no terminan de sentir que han encontrado su “lugar en el mundo” y aunque no pueden definir de qué se trata, sienten una especial atracción por la persona de Jesucristo y su misión. Y en su búsqueda e intento por definir qué es eso que sienten por dentro y qué tiene que ver Jesucristo con todo esto, van probando, experimentando, conociendo.
Van probando nuevas formas de comprender esa llamada que intuyen se está produciendo en su interior.
Descubren la oración y a los pobres.
Van experimentando cosas nuevas y lo que supone para ellos y ellas dejarse tocar por otros, y muchas veces esos otros son personas marginadas y olvidadas por la sociedad.
Van conociendo gente nueva en el camino de su vida, se van acercando a aquellos y aquellas con quienes sienten afinidad, con quienes sienten que pueden compartir su mundo interior con libertad y confianza.
SIGUIENDO LAS HUELLAS DE UNA VOCACIÓN...
PRIMER MOMENTO: LA BÚSQUEDA
Toda búsqueda supone emprender un camino en el que vamos tras las huellas de Jesucristo.
Y en toda búsqueda surgen las preguntas... ¿Cómo es este camino? ¿qué es eso de la vocación? ¿cómo sé si lo que yo siento es vocación?
Todo empieza con un cúmulo de sensaciones que no sabes definir, sentimientos, emociones... todo está mezclado y oscuro. No ves, y en cambio, hay algo fuerte que te atrae y te va guiando. Sabes qué es porque te hace sentir alegría profunda, que brota directamente desde dentro, pero no puedes definir qué es. No hay más datos.
Sin saber, te vas dejando guiar por lo que sientes, por aquello que te hace sentir...algo diferente. Vas en busca de la felicidad, como cualquier ser humano. Pero la encuentras en sitios distintos, a diferencia de otros muchos seres humanos...
Algo nuevo surge en tu caminar, va entrando en tu vida de una manera silenciosa, callada, pero te va tocando y transformando por dentro y poco a poco descubres que ese “algo” es “Alguien” y que tiene nombre: Jesucristo.
Pasa el tiempo y descubres que necesitas entregar parte de tu tiempo a aquellos que no tienen nada: a los pobres, a los que sufren, a los excluidos, enfermos abandonados, gente de la calle, disminuidos psíquicos y físicos...
Y poco a poco vas sintiendo la necesidad de ver a estas personas desde una mirada diferente y descubres a Dios en medio de ellos. Quieres compartir con otros todo eso que vas experimentando.
Un buen día conoces alguien, que en medio de tus búsquedas y de tus inseguridades te dice: “Ven y verás”. Y dudas, pero finalmente, vas.
