SER RELIGIOSA MISIONERA HOY (CUARTO MOMENTO)
Y EN CONCRETO, ¿CÓMO SE FORMA UNA RELIGIOSA MISIONERA DE LA COMPAÑÍA?"
Tras la experiencia de misión decides entrar en la Compañía Misionera y se inicia el proceso de formación personalizado, que se realiza en diferentes etapas:
- ASPIRANTADO
- POSTULANTADO
- NOVICIADO
- JUNIORADO
- PREPARACIÓN PARA VOTOS PERPETUOS
La religiosa de hoy quiere ser ella misma, la misma que es con sus amigos, la misma que es con su familia, la misma que es en su barrio o en su pueblo, la misma, la misma, la misma...pero distinta. La religiosa de hoy quiere compartir su vida con otras mujeres, jóvenes y no tan jóvenes, a las que les une un mismo ideal y sentido de vida: lo que llamamos Seguimiento. Y mirando todas hacia un mismo lugar: Jesucristo. |
Algo nuevo está surgiendo...
...como un capullo que se va convirtiendo en mariposa y poco a poco va a ir viendo la luz; como una semilla que brota ya de la tierra abonada y fértil. Somos mujeres que queremos compartir nuestra vida con otras que tienen nuestro mismo ideal, formando pequeñas comunidades de vida fraterna en medio de la gente, aprendiendo a vivir y a crecer juntas, con la mirada siempre puesta en Jesucristo:
- que nos amó primero
- que nos ha convocado
- que nos envía a las misiones más pobres y necesitadas
FORMACIÓN DE UNA RELIGIOSA MISIONERA
Una de las primeras hermanas de La Compañía Misionera, nos daba la clave para formar a una religiosa misionera de La Compañía.
...para hacer una misionera de la Compañía bastaría acercarla, enseñarle a entrar, hacer que llegue a ese CORAZÓN de Jesús donde está toda la plenitud de la Divinidad.
Y es precisamente allí, en ese CORAZÓN, donde encontrará (y se encuentra) todo lo demás que es lo que caracteriza su vocación...Allí se encuentra con los más pobres, los más abandonados, los enfermos, los leprosos...
Allí se encuentra con el celo por la extensión de su Reino y la gloria de su Padre...
Allí se encuentra con todo lo que Él amó en la tierra: la pobreza, humillación, dolor...Con todo esto ya tiene su vocación completa, no queda más que vivirlo con toda fidelidad.» (Carta de Mª Carmen Fernández Moya, 1971)