Salir en busca de los más alejados, donde nadie quiere ir, a vivir con ellos y llevarles el amor que se nos ha dado y se nos da.
Este es nuestro motor, el amor profundo que experimentamos por dentro, y es por ello que nos sentimos enviadas a llevar este amor.
Lo hacemos de manera alegre y sencilla, y muchos se sorprenden de vernos siempre contentas.
Es Otro el que pone la alegría en nuestro corazón y hace que las dificultades con que nos encontramos no lo sean tanto.
Donde estoy yo está mi comunidad y me siento enviada por ella... sientes que tienes al grupo entero apoyándote y sosteniéndote.
Al llegar a un nuevo lugar de misión, miramos cuáles son las necesidades y de qué manera podemos responder a ellas.
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